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Putnam 1999 El pragmatismo

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PUTNAM, H. (1992-1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P.21-22__La vigencia de William James__

Entre las características principales de esta filosofía se encuentra el holismo; James refuta de un modo claro, aunque implícito, diversos dualismos típicos: hecho, valor y teoría están todos considerados compenetrados e interdependientes entre sí … Otra de las características de la filosofía jamesiana … es una fuerte tendencia hacia lo que los filósofos solían llamar realismo directo, es decir, la doctrina según la cual la percepción considera (normalmente) objetos y acontecimientos “de afuera”, en lugar de “datos sensoriales” privados internos. El holismo y el realismo directo pueden parecer incompatibles; así fue como le pareció al filósofo oxoniense F.C. Schiller … y es así como le pareció también a Bertrand Russell, para quien ambas corrientes representaban dos momentos distintos en el pensamiento de James … lejos de seer incompatibles, estos aspectos del pensamiento jamesiano son interdependientes; cada uno de ellos presupone al otro, y cada uno es necesario para la correcta interpretación del otro.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 22-23 La verdad

El pasaje que con mayor frecuencia se extrae forzadamente del contexto, y se usa a modo de bastón para castigar a James es el siguiente: “”Lo ‘verdadero’ es sólo aquello que conviene a nuestro modo de pensar […] en el largo plazo, y en lo inmediato, naturalmente”. Esta es, literalmente, la forma en que Russell refiere el pasaje. Lo que James afirma, según sus críticos, es que si las consecuencias de creer que p son buenas para la humanidad, entonces p es verdadero. Es por eso que Russell escribe: “Encuentro grandes dificultades intelectuales en esta doctrina. Da por supuesto que una creencia es verdadera cuando sus efectos son buenos”. Sin embargo, esto no es lo que James quiere James quiere significar, y, en realidad, tampoco es lo que James afirma. Lo que efectivamente escribió es:

“Lo verdadero”, dicho brevemente, es sólo el expediente de nuestro modo de pensar, de igual forma que lo justo es sólo el expediente del modo de conducirnos. Expediente en casi todos los órdenes y en general, por supuesto, pues todo lo que responde satisfactoriamente a la experiencia en perspectiva no responderá de modo necesario a todas las ulteriores experiencias tan satisfactoriamente. La experiencia, como sabemos, tiene modos de salirse y de hacernos corregir nuestras actuales fórmulas.

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P. 24-25

Una segunda crítica a James —efectuada ya sea por alguno de sus admiradores, como Morton White, o por sus críticos, como Martin Gardner— es que él habla en realidad de confirmación, y no de verdad. James nos ofrece una explicación de la confirmación, afirman estos críticos, y cree erróneamente que está ofreciendo una definición de la verdad. … James no es culpable de confundir confirmación con verdad, aunque ciertamente crea que existe una estrecha conexión entre ambas.

La conexión existe por la siguiente razón: decir que la verdad es una “correspondencia con la realidad” no es falso, sino más bien vacuo, ya que no aclara nada sobre el significado de la “correspondencia”. Si se supone que la “correspondencia” es totalmente independiente de la forma en que confirmamos as aseveraciones que hacemos (del mismo modo que se cree posible que lo que es verdadero es totalmente diferente, no sólo algunas veces, sino siempre, de aquello que estamos justificados a considerar verdadero), entonces la “correspondencia” tiene algo de misteriosa, de oculta, e igualmente oculta se encuentra nuestra presunta comprensión de ella. La verdad, según James, debe ser tal que estemos capacitados para decir de qué modo es posible captarla tal cual es. Y al igual que Peirce, él identifica también a la verdad con la “opinión final”, aunque no con aquello que ya se encuentra confirmado, siempre y cuando la búsqueda sea suficientemente prolongada y en un estado de ánimo responsable y orientado hacia la falibilidad.

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P. 25-26-27

“La verdad” —escribe James en uno de sus ensayos— es el destino del pensamiento; y en el mismo ensayo agrega: “El único criterio objetivo de realidad es la constricción, durante un período prolongado, a las confrontaciones del pensamiento”. … En lo que a mí respecta, estoy de acuerdo con la primera parte de la posición de James, con la idea de que la verdad no debe ser considerada como una “correspondencia” misteriosa, sino más bien como una idealización de la afirmabilidad garantizada, pero no encuentro satisfactoria la idea de la “opinión final” que James rescata de Peirce. … la noción de verdad no debe ser considerada un acto mental misterioso mediante el cual conectamos con algo totalmente independiente de las prácticas sobre la base de las cuales decidimos lo que es verdad, en cierto sentido, como la afirmabilidad garantizada idealizada esté simplemente “confundiendo la verdad con la confirmación”.

Si lo que es verdad es lo que sería confirmado si las “condiciones fueran suficientemente buenas” (donde la noción de “condiciones suficientemente buenas” no es una noción trascendental: podemos saber por medio de la investigación cuáles son las mejores y las peores condiciones para juzgar sobre la verdad), entonces el mejor modo de explicar la noción de verdad es explicar en qué forma se resuelve que algo está confirmado (incluido cómo se determina que aquello que había sido previamente confirmado, ahora debe ser, a pesar de todo, descartado).

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Así, para un pragmático, un debate sobre la verdad obtendrá todo su fundamente de la explicación paralela de cómo llegar a esa verdad. Y es oportuna la afirmación de James: “Si te indico cómo llegar a la estación ferroviaria, ¿no te estoy presentando implícitamente lo que es, el ser y la naturaleza de aquel edificio?”

EL holismo

Hasta aquí, la posición de James puede aparecer como una suerte de positivismo y, en realidad el primer malentendido sobre el pragmatismo que James debate en The pragmatist Account of Truth and its Misunderstanders (Informe pragmático sobre la verdad y los que no la comprenden), afirma que “el pragmatismo no es más que una reedición del positivismo”. En su respuesta, James se disocia de la inflexión fenoménica del positivismo (machiano) de la época; el pragmatismo no afirma que el conocimiento se encuentre restringido al devenir de nuestras sensaciones. … Sin embargo, los neopositivistas de hoy … no son más fenomenistas que James, y ya he dicho que, al menos en el caso de las afirmaciones científicas, tanto James como Quine consideran que la afirmabilidad garantizada es una cuestión de “compromisos” entre desiderata muy similares, como previsión, conservación de la doctrina precedente, simplicidad y coherencia global.

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… se hace necesario diferenciar la posición de James del neopositivismo (de Quine), si queremos entender su interés actual para nosotros.

Esta tiene mucho que ver con la recusación de los habituales dualismos —hacho/valor, hacho/teoría, hacho/interpretación— … uno de los discípulos de James, A.E. Singer (h) … si bien se encontraba ya jubilado … algunos de los miembros más antiguos del departamento … C. West Churchman, escribió en la pizarra los siguientes cuatro principios, atribuidos a Singer:

1)El conocimiento de los hechos presupone el conocimiento de las teorías.

2)El conocimiento de las teorías presupone el conocimiento de los hechos.

3)El conocimiento de los hechos presupone el conocimiento de los valores.

4)El conocimiento de los valores presupone el conocimiento de los hechos.

¡Y estoy seguro de que el maestro de Singer, William James, habría estado de acuerdo!

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(…Algunos de los exponentes del Círculo de Viena defendían la idea de los “enunciados protocolares”, o registro de la experiencia directa, no contaminada por la teoría). Los principios 3) y 4), en cambio, se discuten hoy tanto como se hacía entonces, y por eso quiero ofrecer mis razones para aceptarlos.

Uno desiderátum aceptado, tanto por los pragmáticos como por los neopositivistas, es la coherencia. [Nota número 31 p. 42: Sin embargo, nótese que la noción jamesiana de coherencia (“Su único criterio de la verdad probable será el que mejor sirva para orientarnos, el que mejor se adapte a la vida y mejor se combine con el conjunto de las demandas de la experiencia, sin omitir nada”) facilita la “adaptación” de las creencias a las instancias de la experiencia y a la vida, no sólo a otras creencias.]. Pero, ¿qué es un conjunto “coherente” de creencias? La mera coherencia deductiva es apenas suficiente, aunque no quede del todo claro por qué los positivistas exigen incluso ésta (si la meta fundamental de la ciencia es la previsión, ¿no se alcanzaría esa meta con mayor eficacia admitiendo una pluralidad de teorías, cada una de ellas coherente y de resonancia en su propio dominio, aunque su conjunción no fuera coherente? … El hecho es que la coherencia tiene sentido como desiderátum propio, porque nosotros juzgamos nuestra estructura de conocimientos como algo más que una simple máquina predictiva: aspiramos a una Weltanschauung. Como advierte James, “una explicación outrée, que viole todas nuestras precondiciones, nunca pasará por verdadera concepción de una novedad. Debemos ahondar hasta que hallemos algo menos excéntrico”.

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P. 30

… Una minoría integrada por cosmólogos la ha abandonado para abrazar la llamada “interpretación de los mundos múltiples” …: ¡una interpretación que implica, entre otras cosas, la existencia de “mundos paralelos”, incluso, muy probablemente, mundos en los cuales Estados Unidos es aún una colonia británica, otros en que la Revolución francesa nunca se llevó a cabo, etcétera! Para mí, debo admitir, la interpretación de mundos múltiples es, simplemente, demasiado “outrée”; sin embargo, ambas partes reconocen que aquello que se encuentra cuestionado no es la previsión*, sino, más bien, aquello que es explicativo y lo que no lo es, o lo que es coherente y lo que no lo es. *

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(a pesar de que los historiadores y los filósofos de la ciencia hayamos hecho presente la idea de que la descripción del comportamiento de esos objetos se encuentra siempre impregnada de teoría). Sin embargo, cuando nos decidimos de lleno al estudio del ser humano, esto no podemos asumirlo. Clasificamos a las personas como crueles o piadosas, socialmente integradas o inadaptadas, capaces o inexpertas, y tal vez lo hacemos mediante un notable acuerdo intersubjetivo …Algunas de estas clasificaciones, por otra parte, son clasificaciones de fenómenos cuya existencia está, en parte, determinada y corroborada por las clasificaciones mismas. Daniel Bell ha calificado a este ordenamiento de los fenómenos como un “orden construido”. De acuerdo con su propio ejemplo, el sexo es un fenómeno biológico, pero el género (gender) es un fenómeno “construido”; las clasificaciones de las personas hombres o mujeres es una cuestión biológica, pero su separación en “virginales” o “caballerescos” [masculinos o femeninos] es una cuestión cultural y, como sabemos, los comportamientos son adecuadamente calificados como “virginales” o “caballerescos” tienen pocas probabilidades de fructuficar, a menos que definamos previamente la calificación en sí misma.

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No existe ningún “conjunto de hechos observables” preestablecidos que pueda ser descrito; lo que tomemos como tales dependerán en gran parte de la cultura que creemos, y eso depende, a su vez, del lenguaje que utilicemos. Como expresa James:

… En lo que a mí respecta, no puedo escapar a la determinación, que se me impone a cada paso, de que el sujeto cognoscente no es “el expediente en casi todos los órdenes”, es decir, un simple espejo fluctuante, sin escusa ni razón alguna de ser, que refleja pasivamente un orden en el cual se inserta y que simplemente encuentra ya establecido. El sujeto cognoscente es un actor que, por un lado, codetermina la verdad y por el otro registra esa verdad que ayuda a crear.

Se sostenido que James tenía razón (así como también Singer la tenía) en pensar que las decisiones acerca de los “hechos” y los “juicios de valor” dependen una de la otra, y se condicionan recíprocamente …

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P. 33-34

A los cuatro principios enunciados por Singer en los años cuarenta, James podría haber agregado otros dos, que son:

5) El conocimiento de los hechos presupone el conocimiento de las interpretaciones.

6) El conocimiento de las interpretaciones presupone el conocimiento de los hechos,

ya que, hablar de poner a prueba el sistema de teorías científicas “poniendo a prueba pronósticos” solamente tiene sentido cuando ya existen en entorno y un lenguaje comunes. Para saber que tú has puesto a prueba las mismas previsiones que yo, debo comprender primero qué es lo que dices; y las cuestiones de hecho se presuponen y se condicionan recíprocamente.

Daniel Dennett ha afirmado recientemente que una interpretación es correcta en la medida en que resulte óptima para la previsión: para la previsión de lo que el interpretado dirá o hará. Sin embargo, no me parece del todo plausible este punto de vista. Yo tengo, por ejemplo, firmes convicciones sobre lo que quería decir Aristóteles con algunos de sus argumentos, pero no pretendo estar en condiciones de prever las “disposiciones” de Aristóteles con algunos de sus argumentos, pero no pretendo estar en condiciones de prever las “disposiciones” de Aristóteles mejor que cualquier otra persona. No sirve para nada afirmar que “aquello que debes prever es que si Aristóteles hablara en inglés de hoy, si hubiese leído la literatura filosófica actual, etc., él diría que tu interpretación de su argumento en el lenguaje de nuestros días, es la correcta”. … El hecho es que, si bien la interpretación y la previsión dependen una de la otra, la interpretación no puede ser reducida simplemente a la previsión.

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P. 34

… la concepción del mundo de James: la interdependencia entre imagen del hecho, teoría, valor e interpretación. Para algunos de nosotros, especialmente para los que poseemos lo que James llamaría “temperamento” pragmático, esta imagen parece más realista que la ofrecida por aquellos que tratan de convencernos que los habituales dualismos deben ser justos.

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P. 35-36El realismo

Ya hemos mencionado que, además de este ataque contra el dualismo, la filosofía de James comporta una fuerte tendencia al realismo “directo”, esto es, a l adoctrina según la cual la percepción se relaciona con objetos y acontecimientos de “allá afuera”, y no con los “datos sensoriales” privados. … Cada uno de estos dos aspectos de la filosofía de James presupone al otro, y cada uno de ellos es necesario para la correcta interpretación del otro. Los Ensayos sobre el empirismo radica, en la cual James precisa su teoría sobre la percepción,* constituyen * la parte más técnica de la filosofía de Jamesiana. … Para Derrida, cada idea mediante la cual tenemos acceso a un mundo externo común es un retorno a lo que él llama “una metafísica de la presencia”, un retorno a las ideas, caídas en descrédito, de incorregibilidad y de datos preconceptuales. Sin embargo, al tomar distancia James de toda forma de escepticismo, el punto principal es que la atención puesta en lo que él llama “plasticidad” de la verdad, en nuestra función de “codeterminantes de la verdad, por un lado”, se equilibra al sostener que compartimos y percibimos un mundo común, al afirmar que “registramos la verdad que ayudamos a creasr”.

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P. 36

El pragmatismo, en realidad, desde los primeros escritos de Peirce, se ha caracterizada ―por una parte― por su antiescepticismo: los pragmáticos sostienen que la duda requiere una justificación, exactamente igual que la creencia (Peirce introdujo una famosa diferencia entre la duda “real” y la duda “filosófica”); y ―por otra parte― por su falibilismo: los pragmáticos sostienen que no existen garantías metafísicas merced a las cuales por lo menos nuestras creencias más inmutables no requieran jamás una revaluación. Que se pueda ser al mismo tiempo falibilista y antiescéptico es, tal vez, la intuición fundamental del pragmatismo norteamericano.

… Y también podría ayudarnos a comprender ―como, reitero, nos han invitado a hacer Peirce, James y Dewey― que el acceso a una realidad común no requiere un acceso a algo preconceptual, sino más bien una capacidad propia para formar conceptos compartidos.

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P. 42

Nota N.º 26 Como ya he dicho, la verdad debería considerarse como una idealización de la afirmabilidad garantizada, es este sentido: aquellos que es verdadero equivale a aquello que es aseverable en forma garantizada si las condiciones epistémicas fueran suficientemente buenas. Si alguien pregunta “¿Cuándo son suficientemente buenas las condiciones epistémicas?, yo respondería que lo son cuando son suficientemente buenas para determinar si la afirmación en cuestión es verdadera o falsa. Considerada como una “definición de la verdad”, esta fórmula es, por supuesto, un círculo vicioso, pero yo lo considero así: no creo que la noción de verdad pueda ser reducida a conceptos que no presupongan de una forma u otra. Mi idea es negativa: no concebimos la verdad (o en lo que aquí respecta, las “buenas condiciones de verdad”) como algo que sobrepase totalmente el uso. Considero que no hay ninguna necesidad de ceder a la tentación a la cual han cedido los pragmáticos: la tentación de presentar una concepción de la verdad que no haga uso de ninguna palabra de la misma familia; de presentar lo que podríamos llamar una teoría “reduccionista” o “naturalista” de la verdad. No conviene enrolarse en las filas de los “naturalistas semánticos”. Por el contrario … los pragmáticos razón en opinar que no existe una relación única entre todas las proposiciones verdaderas de la realidad, y que las proposiciones verdaderas están conectadas a la realidad en una increíble multiplicidad de formas diferentes, ya que continuamente estamos creando nuevos tipos de lenguaje.

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P. 43

Nota N.º 36 Si miro una silla, puedo percibir que lo que estoy viendo es una silla y que es, por ejemplo, azul. Pero si yo no perteneciera a una cultura d la cual forman parte las sillas, no percibiría una silla (tal ver percibiría solamente un “objeto”). Y si perteneciera a una cultura dotada de un conjunto de palabras distinto para los colores, no podría percibir que la silla es “azul”. La percepción está impregnada de conceptos, y el concepto es imposible sin la percepción, pero no existe un círculo vicioso, en el sentido de permanecer en el punto de partida.

Es difícil comprender en qué forma se podría penetrar en “círculos” de esta tipo, se se concibe el aprendizaje como la simple adquisición de leyes, reglas y algoritmos. Pero, en realidad existe otro tipo de aprendizaje, más importante, que, por otra parte, se asemeja a una persona que aprende música … no aprende música simplemente aprendiendo reglas y algoritmos, a menos que queramos permanecer siempre en el nivel de ”principiantes”; se aprende por imitación consecutiva al principio, pero luego, si uno tiene realmente talento, en cierto momento sobreviene el salto que genera algo que parece un “círculo vicioso”: para interpretar correctamente la música se debe estar en situación de comprenderla en toda su magnitud; pero para comprenderla en toda su magnitud es preciso tocarla bien o al menos, escucharla bien. Ya sabemos perfectamente que hay personas que logran penetrar en ese círculo.

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P. 48-49 CAP. 2¿WITTGENSTEIN ERA UN PRAGMÁTICO?

… Kant ha sido, de hecho, el primero en advertir que describir el mundo no quiere decir simplemente imitarlo. Kant observa que toda vez que los seres humanos describimos algo de nuestro mundo, nuestra descripción está modelada por nuestras elecciones conceptuales. Pero decir que nuestras descripciones del mundo están modeladas por nuestras elecciones conceptuales no significa simplemente que revelan un trivial convencionalismo semántico … Kant entiende que describimos el mundo desde el punto de vista científico y desde el punto de vista moral, y que ninguna de las dos descripciones puede reducirse o intercambiarse por otra; si bien creía ―y pienso que tenía razón― que tanto nuestras imágenes morales como nuestras imágenes científicas, pueden ser ambas correctas.

Sin embargo, el mismo Kant estaba aún en sujeto a una confusión: a de suponer que una descripción moldeada por nuestras elecciones conceptuales. De alguna forma no es, por esta misma razón, una descripción del objeto “como éste es en realidad”. Tan pronto como cometemos este error, abrimos las puertas al problema: “Si nuestras descripciones son sólo nuestras descripciones, modeladas por nuestros intereses y nuestra naturaleza, ¿cuál es entonces la descripción de las cosas como ellas son en sí mismas?” Este término “en sí mismas” resulta así totalmente vacuo: preguntarse cómo son las cosas “en sí” equivale, a estos efectos, a preguntarse cómo debe describirse el mundo en el lenguaje propio del mundo, cosa que no existe; solamente existe el lenguaje que nosotros, los seres hablantes, hemos inventado para nuestros diversificados puntos de vista.

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P. 52-53

“¿Cuál es el análisis del concepto de conocimiento?” o “¿Cuál es el significado de la palabra conocer?”. En realidad lo que Wittgenstein nos quiere demostrar es que la idea … de que la palabra “conocer” tiene un significado que la circunda, como un “aura” que la acompaña en todos los contextos en que se la aplica, determinando el modo en que se la utilizamos en contextos, es una ilusión. … Nadie puede afirmar cuáles son los criterios que permitirán determinar en el futuro cuáles serán los usos lícitos o racionales y cuáles los usos ilícitos o irracionales, porque esto no es algo que se pueda aseverar de una vez para siempre. Los seres humanos son criaturas que se sorprenden a sí mismos (self.susrprising): de la misma forma en que estamos constantemente creando nuevos juegos de lenguaje, y continuaremos haciéndolo, así también estamos siempre extendiendo y modificando el significado del término “conocer”, y continuaremos extendiendo y modificando el significado del término “conocer”.

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P. 59-60

Resumiendo: de la interpretación rortiana de Wittgenstein se derivan tesis extremadamente radicales, por ejemplo, la de que no existen juegos de lenguaje mejores que otros y que, en consecuencia, sólo se puede decir que algunos son mejores en relación con este, aquel o cualquier otro interés involucrado y que (siempre según Rorty) no podemos decir que la física newtoniana sea mejor que la aristotélica , o que existen temas sobre los que la física aristotélica se ha equivocado, mientras que la newtoniana, en cambio, ha tenido razón. Ninguna de las dos tesis debería ser atribuida a Wittgenstein. … Este hereda y amplia lo que anteriormente he llamado el pluralismo de Kant: la idea de que ningún juego de lenguaje amerita el derecho exclusivo de ser considerado “verdadero”, o “racional”, o “nuestro sistema conceptual de primera categoría”, o el sistema que “describe la naturaleza última de la realidad” … Wittgenstein por así decirlo,reúne en un solo compromiso a Rorty y a Quine: se manifiesta de acuerdo con Rorty, contra Quine, sobre el hecho de que no se puede decir que los juegos de lenguaje científico son los únicos en los que se afirman o se describen premisas verdaderas o en los que se describe la realidad; pero, por otro lado, se declara de acuerdo con Quine, contra Rorty, sobre el hecho de que los juegos de lenguaje pueden ser criticados (o “combatidos”) y de que existen juegos de lenguaje mejores y peores.

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P. 60-61Algo más sobre Wittgenstein y Kant

…Wittgenstein, como ya he dicho, abandona la noción d ella cosa en sí, abandona la síntesis a priori, abandona el cuadro de las categorías y algunas otras cosas más. Se podría decir que Wittgenstein “naturaliza” la filosofía kantiana … Pero, ¿en qué consiste esta “naturalización”? “Naturalizar” es una palabra peligrosa, particularmente en nuestros días, en que el “naturalismo” se conecta con mucha frecuencia con versiones reduccionistas del fisicismo, mientras que Wittgenstein no es un reduccionista. El mejor modo de definir o describir tales “naturalizaciones” es, tal vez, tratar de comprenderlas como un redimensionamiento. Resulta natural ilustrar la concepción de Kant diciendo que no podemos describir el mundo como es en sí mismo; y, que en realidad, éste es también el modo en que Rorty establece la mayoría de las veces (lo que él cree) algunos de los puntos de coincidencia con Wittgenstein.

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P. 64La primacía de la razón prácticas

Hay,a pesar de todo, otra faceta del pensamiento de Kant, un aspecto que se conecta inmediatamente con el pragmatismo, y que podríamos llamar la primacía de la razón práctica. De los estudios de Kant, surge en forma notoria que gran parte de su trabajo tiene una directa inspiración política e incluso una aplicación política. … Para adquirir el tipo de conocimiento representado por el sistema newtoniano del mundo (o, como podríamos decir hoy, del sistema einsteiniano del mundo, o de la mecánica cuántica), es necesario lo que Kant ha llamado la idea reguladora de la Naturaleza. Para ello, es necesaria la imagen de la naturaleza, pero no sólo gobernada por leyes individuales, sino por un sistema de leyes. Y esta imagen, nos dice Kant, no proviene de las razones teóricas, sino de la razón pura práctica. Por otra parte, Kant sostiene que las normas que rigen la ciencia teórica en sus adquisiciones más elevadas, son leyes que emanan de una cierta noción, poseída por nosotros, de aquello en lo que consistiría la perfección de la investigación y búsqueda de la humanidad.; son normas que derivan de una cierta idea de la evolución humana dentro del reino teórico. En Razón, verdad e historia puede leerse una discusión sobre este tema, en la que he afirmado que nuestros ideales cognoscitivos tienen sentido únicamente si los consideramos como una parte de nuestra idea de la evolución humana.

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P. 66-67

…en la época del Círculo de Viena parecía muy fácil ser antimetafísico; bastaba con restringir el conocimiento a los que pudiera preverse y controlarse respecto a la entidad observable. Y todo el mundo sabía que era una “entidad observable”. En consecuencia, o se era un “metafísico”, o se era un “empirista” . El problema fue que muy pronto se hizo evidente … que Mach y sus seguidores del Círculo de Viena no había hecho otra cosa que sustituir una metafísica por otra. … Sostener que hablo de entidades observables cuando afirmo que los electrones circulan por un hilo metálico, equivale a ser un metafísico … (¿por qué tendríamos que creer, después de todo, que el mundo está compuesto únicamente por entidades observables?) ha conducido al enunciado de una verdadera plétora de teorías metafísicas … según las cuales los otros mundos posibles son tan reales como nuestro propio mundo actual.

… A pesar de sus excesos metafísicos, la filosofía de <Kant pretendía ser una crítica de la cultura … quisiera concluir sosteniendo precisamente que la filosofía de Wittgenstein tiene también una intención moralizadora y que muestra, por un camino distinto, el mismo tema: la primacía de la razón práctica, enunciada por la filosofía de Kant, aunque desde una particular perspectiva de redimensionamiento.

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PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 68-69El fin ético de la filosofía del último Wittgenstein

… Según Horowich, el juego de lenguaje consiste en una serie de enunciados para los cuales (si concentramos nuestra atención en el lenguaje aseverativo) existen ciertas “condiciones de afirmabilidad”. Estas condiciones establecen que un enunciado e verdadero o, al menos “confirmado”, en ciertas circunstancias observables. … en las circunstancias observables, podemos emitir sonidos, o escribir signos, e incluso esperar los hechos o las reacciones de los demás. … La idea fundamental (como en el positivismo) es que, si se conocen las circunstancias en las cuales una aseveración es confirmada, entonces se la comprende. La “verdad” no es una propiedad, sino que debe ser comprendida como un mecanismo de “desentrecomillado”, afirmar que una aseveración es verdadera equivale a hacer una afirmación equivalente. …

Nótese que esta explicación difiere de ka de Rorty sólo por el hecho de que los “criterios” que regulan nuestro uso de las palabras ofrecen (en algunos casos) grasos de afirmabilidad algo menores que la certeza. Incluso interlocutores que comprenden el lenguaje del mismo modo, y se encuentran en posesión de idénticos datos probatorios, deberán ponerse de acuerdo sobre el grado de afirmabilidad de sus enunciados, tanto en éste como en el modelo de Rorty.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 69-70

La presuposición subyacente en esta imagen es que el uso de la palabra puede ser descrito en términos de lo que los interlocutores están autorizados a decir y hacer en circunstancias observables. EL “uso” es una noción teórica, y existe una forma estándar de describir el uso de expresiones en un juego de lenguaje arbitrario. Es o que llamaré, de aquí en más, la interpretación positivista de Wittgenstein.

… Aquí podríamos, más bien, mencionar lo dicho por Wittgenstein en el pasaje arriba citado, sobre aprender a decir si otra persona está fingiendo un sentimiento que no experimenta realmente. ¿Se puede adquirir este conocimiento? Si, cualquiera puede hacerlo, pero no mediante un curso de aprendizaje, sino por medio de la experiencia. ¿Puede una persona enseñarlo a otra? Si; dándole de tanto en tanto la sugerencia justa. Esto es el aspecto que adoptan, en este caso, la ‘enseñanza’ y el ‘aprendizaje’. Lo que se aprende no es una técnica; se aprende a juzgar correctamente. Por supuesto, también existen reglas, pero no configuran un sistema, y, a diferencia de las leyes matemáticas, sólo un experto puede aplicarlas correctamente”.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 71-71

Quiero aplicar aquí una observación que Jürgen Habermas hace en diversos puntos de su libro Teoría de la acción comunicativa. El que no atrapa el “mensaje” del juego de lenguaje, y no logra ubicarse con la imaginación en la posición de una persona involucrada en un juego, no puede evaluar si los “criterios” de esa persona están aplicados racionalmente o no. … Conocer un juego de lenguaje significa compartir una forma de vida. Y las formas de vida no pueden ser descritas en un metalenguaje positivista establecido, ya sea científico o de un tipo que no poseemos en las sociedades industriales occidentales.

Nótese que, atendiendo a esta interpretación de Wittgenstein, la célebre observación según la cual, por una gran clase de caos, podríamos decir que el significado de una palabra y su uso en el lenguaje no es una teoría del significado, sino una expresión de un punto de vista, a partir del cual se puede plantear la cuestión de si se sabe qué significa investigar una “teoría del significado”, en toda aquellos sentidos en que, a partir de una “teoría del significado” se podría deducir una información metafísica.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 71-72

Permítaseme todavía dos puntos más antes de volver a la “primicia de la práctica”. 1) Saber en cuáles circunstancias una aseveración (no un “enunciado”) es afirmable, significa saber en qué circunstancias esa aseveración es verdadera o susceptible de ser verdadera. La idea según la cual las condiciones de afirmabilidad son condiciones para emitir un sonido constituye una tergiversación completa del significado wittgensteniano. “Afirmabilidad” y “verdad” son dos nociones íntimamente conectadas entre sí; se llega a comprenderlas a ambas desde el interior de un juego de lenguaje, atrapando su “mensaje” y juzgando la afirmabilidad y la verdad. 2) Michael Williams ha tratado de esquivar la crítica de que este tipo de “wittgensteinismo” es ingenuamente positivista, afirmando que él refuta la dicotomía hecho/valor (como lo hago yo), y que esto le permite decir que las condiciones de afirmabilidad pueden ser refutadas por sí mismas. Sin embargo, este agregado implica la noción de reforma al juego de lenguaje, como si se dispusiese en filosofía de una noción establecida. Para acceder a algo como una reforma al juego del lenguaje del electricista, se debe conocer el núcleo de su juego; conseguir comprender el funcionamiento de los circuitos, cómo repararlos cuando dejan de operar, cómo instalarlos y cómo diseñarlos. Si concebimos el juego de lenguaje nada más que como un juego consistente en emitir sonidos en ciertas circunstancias observables, con la esperanza de que esos sonidos nos ayuden a encender la luz, entonces la noción de “reforma” de las reglas que estaremos en condiciones de aportar es una noción positivista en el más estricto sentido.

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PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

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retornaremos efectivamente a “la meta final de la ciencia es la previsión y el control”. Si bien esto puede parecer plausible en el caso de la electricidad aplicada, no veremos en esto ningún tipo de ayuda para la comprensión de buena parte del lenguaje humano. (En general, como he hecho notar en Razón, verdad e historia, no se pueden explicar los objetivos de un juego de lenguaje sin utilizar el lenguaje de ese mismo juego u otro conexo).

… en los escritos de Wittgenstein entreveo un objetivo, ya sea moral o filosófico. Aparentemente, él recomienda un tipo de comprensión empática (como lo hace explícitamente en sus Observaciones a “La rama dorada” de Fraser). Wittgenstein opina que los europeos consideran todas las otras formas de vida como “precientíficas” o “acientíficas”, y que esto no es más que una burda forma de negarse a evaluar equitativamente la diferencia. … El problema, ese problema que debemos enfrentar repetidamente, es saber si una forma de vida tiene un valor práctico o espiritual.

P. 75 Wittgenstein no era … ni un “pragmático” ni un “kantiano”, comparte con el pragmatismo una cierta herencia kantiana (que hasta William James fue extremadamente reacio a reconocer), y también comparte con él un (quizá el) concepto central: el concepto de primacía de la práctica.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 87-88EL PRAGMATISMO Y EL DEBATE CONTEMPORÁNEO

Los filósofos de la ciencia han hecho a veces una diferencia entre “observaciones” y “generalizaciones inductivas”, mientras que otros han definido una triple oposición entre observación, generalización inductiva y “abducción”, esto es, una teoría explicativa que va más allá de la generalización inductiva. La primera dicotomía, la que presenta entre los datos y la observación y la generalización inductiva, no puede ser absoluta, porque la inteligibilidad de las aseveraciones sobre los datos presupone siempre un trasfondo d e”leyes” …

Como afirma Wittgenstein en Sobre la certeza, estas afirmaciones son como los goznes sobre la que gira una puerta [sobre la invariabilidad o validez de las generalizaciones]; el resto del juego de lenguaje no funcionaría son ellas a menos, naturalmente, que no encontremos algo que sustituya estas bisagras … Hablar de “interdependencia” sugiere que la justificación de la aseveración “Veo una silla” depende de un gran número de “leyes”, pero no pone totalmente de relieve que el contenido mismo d ella aseveración no se distingue claramente de esas leyes. Esto es lo que yo llamo compenetración.

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Si ser un “realista científico” cuando se trata de los positrones, pero un no realista cuando se trata de “lo que es teórico” (que es exactamente lo que Hacking propone) no significa creer que los positrones sean cosas distintas, ¿qué contenido tiene aquí la noción de “ser un realista”?” Si, por otra parte, significa realmente creer que los positrones son “cosas” en el sentido de poseer identidad perdurable, una posición en el tiempo y en el espacio, un número, etc. …. entonces, ser un “realista científico” frente a los positrones significa creer que la teoría cuántica de los campos es, en consecuencia, falsa y, no sólo, interpretarla de modo “no realista” (sea lo que fuere lo que este término quiera decir). Pero entonces perdemos por completo la capacidad de comprender aquellos fenómenos cuánticos característicos como la interferencia, la no localización, etcétera. … no podemos decir simplemente “los positrones son reales” , como si ésta fuera una aseveración que se interpreta por si misma.

Naturalmente, no quiero decir que los positrones no sean reales; pero creer que los positrones son reales tiene un contenido conceptual únicamente porque tenemos un esquema conceptual —un esquema sumamente singular, un esquema que no “comprendemos plenamente, peor aun así un esquema exitoso— que nos permite saber qué decir acerca de los positrones, y cuando los podemos considerar como objetos que pueden rociarse y cuando no.

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El intento de Hacking de establecer una neta diferencia entre hecho y teoría, y de decir que se debe ser realista en la confrontación con los hechos y no realista en la confrontación con las teorías, se derrumba precisamente por la compenetración entre el hecho y teoría. Como habría podido afirmar James, la palabra “positrón” no es una copia de la realidad, sino más bien un “símbolo”, y es la teoría la que nos instruye acerca del uso del símbolo. De nuevo, la teoría y el hecho (el rociado de positrones) no son separables ni siquiera con la imaginación.… hablé de “interpretaciones”, tenía en mente la interpretación de expresiones lingüísticas. La idea de que “hecho” (en el sentido de dato de observación) e “interpretación” (en este sentido) son interdependientes debería quedar clara … Para saber si algo previsto se verifica o no debo, antes que nada, estar en condiciones de comprenderlo, es decir, de interpretar la expresión lingüística en cuestión. Todo el discurso sobre la “confirmación”, en una actividad pública como la ciencia … presupone la interpretación.

Quine recusa este argumento sosteniendo que los enunciados observacionales poseen, presumiblemente, un “significado estímulo intersubjetivo” (según Quine, determinable por comportamiento, sin ninguna preocupación hermenéutica) es suficiente, a los fines científicos, para determinar su significado.

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Lo que concuerda en esta afirmación, y que no he mencionado, es que enunciados “provocados” por los mismos estímulos poseen el mismo valor de verdad. Si los miembros de la tribu adonde hemos llegado dicen ‘bosorkanyok’ tan pronto como ven una mujer fea y vieja con una verruga en la nariz, ¿debemos traducir esa expresión como “mujer fea y vieja con una verruga en la nariz” o con el término “bruja”? Si ellos esperan una bosorkanyok y ésta aparece (según ellos), *han hecho una previsión verdadera o una falsa acusación de brujería? Para responder es necesario, no sólo conocer su “significado”, sino también interpretar la expresión.

Una contraposición muy distinta, pero en definitiva igualmente desafortunada, entre hecho e interpretación, que ha sido defendida por Gadamer, afirma que: las aseveraciones que se refieren al significado d ellas palabras … deben clasificar como hechos, mientras que las interpretaciones, supongamos, tradiciones religiosas y de textos dentro de esas tradiciones pertenecen a la “hermenéutica”. Desde el punto de vista de Gadamer, interpretar “Ama a tu prójimo como a ti mismo” es una tarea que se divide en dos partes: decir cuál es el significado (hecho) e interpretar ese significado (interpretación hermenéutica.

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Por consiguiente, mientras el objetivo de Quine es separar los hechos científicos (los datos de observación) de los más mínimos nexos que tiene con las atribuciones de significado lingüístico, el objetivo de Gadamer es separar, en un sentido más elevado, las atribuciones del significado lingüístico, de las “interpretaciones”. Como el mismo Gadamer afirma:

Comprender una lengua no es por sí mismo todavía ningún comprender real, y no encierra ningún proceso interpretativo, sino que es una realización vital.

Algo que contribuye a darle plausibilidad al punto de vista de Gadamer es que, en el caso de los lenguajes que más le interesan —por ejemplo los lenguajes en que se ha escrito la Biblia— la traducción de los términos y la forma de traducir la mayor parte de los enunciados están estabilizados en el tiempo. Eso justifica llamar “hechos” a las verdades sobre los significados (traducciones) de estos enunciados y estas palabras … Para saber si bosorkanyok significa “bruja”, debo comprender una cultura completa, y si bien esto no es efectivamente un Lebensvollzung (“un acto vital inmediato”), por cuanto se ha desarrollado en esa cultura, por extraño que parezca es, decididamente un Interpretationsvorgang (“un proceso de interpretación”).

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Gadamer no advierte que lo que él considera “hecho” está conceptualmente conexo con lo que considera “interpretación”; en verdad, en este caso, el contenido del “hecho” —admito que lo es— de que bosorkanyok signifique “bruja” está dado por la explicación del concepto de “brujería” que impere en esa cultura. La interpretación no es separable del hecho ni siquiera por la imaginación.

… hemos visto que existe un elemento holístico en el pensamiento del último Wittgenstein; para él, como es bien conocido, un lenguaje pertenece a una “forma de vida” … Sin embargo, una forma de vida no puede ser descompuesta en un conjunto de creencias sobre “hechos” y un conjunto de “valores”. Además, he tenido la ocasión de referirme a Sobre la certeza al ilustrar la interdependencia de echo y teoría.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

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Hace ya muchos años, Morton White, a propósito del pragmatismo, habló de una “revolución contra el formalismo”[ Nota 14 ver. M.White, Social Thouht in America:: The Revolt Against Formalismo, N.Y. Viking Press, 1949. El antiformalismo pragmático —es decir, la negación de que el método científico se puede agotar en un manual de reglas o en una lógica inductiva formalizada— es otra forma de oponerse a la dicotomía hecho/valor —distinta del hecho de rechazar uno a uno los argumentos a favor de esa dicotomía—, y se encuentra estrechamente en conexión con la tentativa de mostrar que los juicios de valor (no específicamente juicios éticos, sino juicios de valor) están presupuestos en todos los procedimientos científicos de verificación. No se puede reducir el trabajo de la ciencia a sólo seguir un conjunto de reglas mecánicas. Tan pronto como comprendemos que la ciencia misma depende d ellos juicios de valor —los juicios de “coherencia”, por ejemplo, son típicos juicios de valor— muchos advertirán que lo que hacemos no es otra cosa que presuponer la objetividad d e l menos algunos juicios de valor, objetividad desde el punto de vista humano, estén o no estos juicios al alcance de los estándares inhumanos impuestos por ciertos tipos de realismo metafísico. … Mi propio punto de vista … es que la evaluación forma parte, tanto de nuestra actividad conceptual global, como b¡nuestra actividad práctica o experiencia. Y nuestra experiencia, esa que todos consideramos, es en la práctica, la mejor y la más perspicaz, la que nos induce a presuponer ciertas direcciones mejores respecto a otras. Y dado que nuestras proposiciones (commitements) reales se ponen en evidencia a partir de lo que realmente hacemos, el hecho de que, en el curso de nuestra existencia, nos comportamos como si hubiera juicios de valor mejores y peores o juicios de valor verdaderos y falsos (incluso si no existen “verdades absolutas” que, sean cuales fueren los datos de hecho, no puedan ser puestas en discusión), muestra que la objetividad del valor es este sentido (no es el viejo sentido “absolutista”) es una de nuestras presuposiciones fundamentales, a despecho de lo que pueda decir cualquier relativista a la moda o cualquier filósofo nihilista. ]. Esta revolución no es una negación, dentro de ciertos contextos, de la utilidad de los modelos formales …

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P. 95-96Sí, pero ¿hemos perdido el mundo?

Las características del pragmatismo que hemos analizado, son, sin duda,atrayentes, pero hasta podrían parecer ominosas. … se podría pensar que el holismo amenaza con la pérdida del mundo; sin hecho, valor, teoría e interpretación se compenetran del modo que he descrito, ¿no estamos obligados a aceptar una “teoría coherntista de la verdad?”

Los teóricos de la coherencia siempre han hecho notar que el requisito que ponen sobre la verdad no es la mera coherencia de los enunciados sino, más bien, la coherencia de las creencias, y han afirmado que los hombres no somos libres de creer cualquier cosa que queramos. La creencia está supeditada a vínculos causales. Por ejemplo, en A Ciherencie Theory of Truth and Knowlwge, Donald Davidson ha intentado convencernos de que una teoría coherentista d ella verdad no es, después de todo, tan mala, a condición de que no nos olvidemos de que uno de los vínculos relacionados con las interpretaciones es que nuestras palabras deben ser interpretadas, en la mayoría de los casos, como referidas a esas cosas con las cuales hemos tenido interacciones causales (especialmente perceptivas). Sin embargo, el argumento de Davidson no funciona, y por dos motivos. El primero es que, si se supone que “la causa” no es algo conceptual, sino algo simplemente “incorporado” al mundo extralingüístico, no se obtiene otra cosa que una concepción de la causación monstruosamente ilusoria. No se puede decir, como hace por ejemplo Jerry Fodor, que, a la palabra gato se refiere a los gatos, está el hecho de que “los gatos generan la aparición de la palabra gato”. … El segundo motivo por el que su argumento no funciona, es que apelar a un interprete, omnisciente o no, hace perder la efectiva profundidad del problema.

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P. 96-97

Davidson razona como si el único problema estuviese constituido por el habitual escepticismo, ese tipo de escepticismo que presupone que nuestras expresiones son verdaderas o falsas, pero luego se aflige por el hecho de que no podemos saber cuál de los dos valores de verdad tienen efectivamente. La preocupación genuina, sin embargo, es que los enunciados acerca de una realidad externa no pueden ser verdaderos o falsos, en ausencia de conexiones justificativas entre las cosas que decimos mediante el lenguaje y algún aspecto de esa realidad. Si la preocupación es ésta —y ésta es, ciertamente, la preocupación profunda— decir “Si hubiera un intérprete omnisciente, él interpretaría las expresiones de algunos como dotadas de condiciones de verdad que se refieren a cosas y acontecimientos extralingüísticos” no ayudaría en absoluto. Y no sería de ninguna ayuda porque, si nuestro único modelo del lenguaje es el de un esquema cerrado respecto de las relaciones de justificación, un esquema en el cual literalmente nada se extiende fuera del lenguaje (excepto la existencia de fuerzas causales violentas, que actúan sobre el lenguaje, tal vez porque no tienen una descripción “incorporada”), entonces no seriamos afectados hasta el punto de concebir de qué modo podríamos ser hablantes o intérpretes. La hipótesis de que la noción de intérprete omnisciente es sensata no es más que una petición de principio.

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P. 97-98

John McDowell ha sugerido que la solución consiste en considerar la percepción como un ejercicio, no sólo de nuestra capacidad conceptual, sino también de nuestros órganos sensoriales, de modo que … un acontecimiento no lingüístico, por ejemplo, escuchar el maullido de un gato, puede justificar, y no solo provocar, un acontecimiento lingüístico (“Mitty quiere la papa”). Una sugerencia de este tipo sería aprobada sin más por William James, pero podría empeorar el problema en lugar de mejorarlo.

Un ejemplo puede servirnos para ver hasta donde es posible que la percepción sea un ejercicio de nuestra capacidad conceptual. Supongamos que yo tenga la percepción de un resistor que se encuentra sobre una mesa. Yo sé qué es un resistor y qué aspecto tiene. No estoy suponiendo que me vengan a la mente las palabras “esto es un resistor” … sino que estaría en condiciones de responder a la pregunta “¿Qué es eso?”. ¿En qué forma mi experiencia visual se diferencia de la experiencia visual que tengo cuando veo la misma cosa pero no sé qué es?

Ahora bien; consideremos la experiencia auditiva que tengo actualmente, cuando escucho un enunciado formulado en inglés … [HP cuenta su experiencia como francófono al volver a EEUU enunciados simples] me parecía un simple rumor. Ahora ese enunciado me dice algo; no puedo percibirlo como un rumor. … Obviamente, estoy consciente del hecho de que los sonidos no han “cambiado”, pero lo que oigo no quedaría correctamente descrito si no dijese que se trata del sonido que escuchaba antes más su interpretación. Como … cuando miro un resistor, si se dijera que se trata de la experiencia visual que tengo cuando el resistor no era más que una “cosa”, más una interpretación.

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Para expresarlo con palabras de William James, la percepción es “pensamiento y sensaciones fusionados”. El conocimiento de que lo que veo es un resistor y una “sensación” no son componentes de la experiencia, ya que ésta no puede descomponerse; al menos, no más de lo que la experiencia de oír a alguien que dice “Dentro de poco nos sentaremos a la mesa” puede descomponerse en el sonido que oía cuando era ininteligible para mí, y el conocimiento de qué significa en dos minutos estaría lista la comida.

La sugerencia de John McDowell va más allá de la observación fenomenológica de James, al destacar que, tan pronto como concebimos el escuchar y ver como la adquisición de información del ambientealgo que tiene todo el derecho de ser considerado un acto racional inmediato— ya no existe razón alguna para aceptar la afirmación de que una percepción sólo puede provocar (y no justificar) un pensamiento verbalizado. El motivo por el cual hace unos instantes he dicho que esto puede agravar, antes que mitigar, la amenaza de una pérdida del mundo es que, si la percepción se encuentra siempre impregnada de contenido conceptual, tal contenido no puede ser considerado, de ninguna forma, como algo positivo. Nuestros conceptos pueden contaminar nuestras percepciones tanto como “impregnarlas”. La percepción aporta tanta desinformación como información., y aquí no me refiero a la posibilidad relativamente inocua … de esos tipos tradicionales de ilusiones, como, por ejemplo, confundir una imagen reflejada con una persona, o una sombra con un animal. … Si podemos ver un resistor, podemos ver (o creer que vemos) brujas. Esto deja claro que McDowell no ha eliminado el peligro de perder el mundo, sino que, en lugar de eso, lo ha extendido a la percepción misma.

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P. 99-100La respuesta pragmática al escepticismo

Parte de la respuesta pragmática es la diferenciación que hace Peirce entre duda real y duda filosófica … El conocimiento puede —y según los pragmáticos debería— generar una saludable toma de conciencia sobre la falibilidad humana; pero no debería —y de hecho no puede— provocar el escepticismo universal. No se puede apelar a la duda real en el momento que se nos ocurra (“Dudar no es una cosa tan sencilla como mentir” afirma Peirce …) Dejar absolutamente de creer en algo no es una posibilidad humana real. EL hecho de que algunas veces nos equivoquemos incluso sobre creencias verdaderamente fundamentales no puede, por sí mismo, hacernos dudar sobre cada una de las creencias en particular. El hecho de que no exista alguna bruja no puede hacerme pensar que no exista algún resistor.

… El hecho de que algunas veces nos equivoquemos no constituye motivo para dudar —dudar realmente— de cualquier creencia particular. Podría parecer que lo que en realidad queremos, es un método para decir cuáles creencias están efectivamente justificadas … Podría aspirar a un método de este tipo ¿no es un ferviente deseo de un imposible punto equidistante, un vestigio de lo que Dewey bautizó como “la búsqueda de la certeza?”

Si y no. Un “método, en el sentido de un algoritmo que resuelva todos nuestros problemas epistemológicos, es una fantasía filosófica … Todavía, como incluso Peirce ha hecho constar … el hecho de que no podamos reducir la investigación “científica” *a un * algoritmo, y por otra parte ni siquiera podamos proporcionar una garantía metafísica según la cual nuestras creencias no métodos necesitaría nunca ser correcto, por otra parte …

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 102-103

El método científico es reconstruido como un método de cálculo, como la famosa “c*” de Carnap. La imagen pragmática es completamente diferente. Para Dewey y Peirce, la investigación es una interacción humana y cooperativa con el ambiente, y, en ambos aspectos, la intervención activa, la manipulación dinámica del ambiente y la cooperación con otros seres humanos, son vitales. El primer aspecto, el de la intervención, está directamente conectado con la falibilidad pragmática. En realidad …

Según los pragmáticos, tanto si se trata de ciencia como de ética, lo que manejamos son reglas, y no algoritmos; y las reglas mismas requieren una interpretación contextual. El problema de la subjetividad y de la intersubjetividad quedaba bien claro para los pragmáticos ya desde sus comienzos, no respecto de la preocupación metafísica relacionada con nuestra posibilidad de tener algún acceso al mundo, sino como un problema estrechamente vinculado con la vida humana. Ellos sostenían que, cuando un ser humano aislado procura interpretar hasta las mejores normas para sí mismo, y no permite que otras personas critiquen su forma de interpretarlas, o bien el modo de aplicarlas, entonces, el tipo de “certeza” resultante está, * en la práctica*, contaminado por la subjetividad.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 104

Incluso la noción de “verdad” carece de sentido en tal “soledad moral”, ya que “la verdad presupone un criterio externo al sujeto pensante”. Nociones como la de “simplicidad”, por ejemplo, no tienen, en realidad, un significado claro, a menos que investigadores que han demostrado su competencia en la práctica de la investigación estén dispuestos a concordar, al menos dentro de ciertos límites, sobre cuáles teorías poseen y cuáles no poseen condiciones de “simplicidad” … La cooperación es imprescindible, tanto para la generación de ideas, como para su examen racional.

Sin embargo, esa cooperación debe poseer ciertas características para resultar verdaderamente eficaz; por ejemplo, debe obedecer a los principios de la ética del discurso. … cuando las preguntas y propuestas son sistemáticamente rechazadas … Cuando las relaciones entre científicos se transforman en relaciones de jerarquía y dependencia, o cuando se adoctrinan a otros, nuevamente la empresa científica se ve severamente dañada.

107-108

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 107-108El relativismo rortiano

Lo que los pensadores pragmáticos analizados por mí en estos capítulos tenían en común, era la convicción de que la solución al problema de la “perdida del mundo” se debe buscar en l acción y no en la metafísica (y mucho menos en la antimetafísica moderna) … La necesidad de la tolerancia y la necesidad de formas de vida basadas sobre la responsabilidad existencial que no todos pueden o deberían sentir, son las necesidades reales. En el análisis de estas necesidades no hay otra cosa que la exigencia de la filosofía; sin embargo, no puedo dejar de reiterarles que “no hay nada fuera del texto” o que nuestro pensamiento no es otra cosa que “signos y sonidos causados”, por un mundo material y ciego al que no podemos ni siquiera referirnos [nota 34] no constituye un análisis que necesitemos sino, más bien, una estéril oscilación entre un idealismo lingüístico que, en gran parte, es una “costumbre” de moda, una cientificidad que se autorrefuta. Espero haber hecho plausible la existencia de una alternativa mejor, y de haberlos persuadido de analizar ulteriormente de analizar tal alternativa.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 117 (1/2) Nota N.º 34

… por un mundo material y ciego al que no podemos ni siquiera referirnos [nota 34] Esta es la forma en que Rorty presentó su posición durante el transcurso de una conferencia sobre la “verdad”, dictada en París el 3 de mayo de 1990, y patrocinada por el Collège Inernational de Philosophie. En lo que a mi respecta, creo que ha quedado claro que , a mi modo de ver, la intencionalidad no constituye un problema. Si bien hasta hace un tiempo afirmaba que la noción de intencionalidad es misteriosa, hoy ya no la considero así, por la misma razón por la que James, en cierta etapa de su carrera, también ha dejado de considerarla como tal, y lo que ahora tengo es una concepción más rica de la percepción. La respuesta más simple a la pregunta “¿Cómo podemos referirnos a un objeto externo, por ejemplo, una silla? Es: ¿Qué problema hay? Nosotros podemos ver la cosa”. Me parece que el escepticismo respecto de la intencionalidad es sólo una visión moderna del viejo escepticismo sobre la confrontación con el “mundo externo”, y que tienen orígenes similares; esto es parte de lo que intentaba decir cuando afirmé que al interpretar una teoría como la de James, no se deben descuidar aquellos elementos que tienen toda la apariencia de estar relacionados con la percepción —su “realismo natural”, como él lo denomina— es una parte esencial de la tarea total.

PUTNAM, H. (1999). El pragmatismo. Un debate abierto. Barcelona: Gedisa.

P. 117 (2/2) Nota N.º 34

Por otra parte, si la que se acepta es la vieja teoría según la cual todo lo que observamos directamente son nuestros datos sensoriales privados (donde los datos sensoriales mismos están conectados con las cosas externas sólo causalmente, y no cognoscitivamente), o bien se acepta la idea más reciente de la “ciencia cognoscitiva”, según la cual la mente tiene a su disposición, para sus procesos cognoscitivos sólo las propias “representaciones” (donde las “representaciones” están conectadas con las cosas externas sólo causalmente, y no cognoscitivamente), entonces la pregunta “¿Cómo se hace para alcanzar algo que está fuera de nosotros mismos?” no puede tener respuesta. La idea misma de que nuestra relación con el mundo sea cognoscitiva ha sido descartada con sarcasmo por la mayor parte de los psicólogos de tendencia “cognitivista”. (¿”No saben que la percepción incontaminada no existe?”). Se perfectamente que la percepción es un ejercicio de nuestra capacidad conceptual, para decirlo con palabras de McDowell —pero esto no significa que ésa no sea una percepción de la forma en que las cosas se encuentran verdaderamente.

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